Vivimos en una odisea de mundos contrapuestos. Cada uno habita inmerso en su propia burbuja de realidad. Trabaja, vive y se desvive por hacer de su burbuja ‘el mejor lugar’, sin importar como pueda impactar esto a los demás. Con el tiempo, la mayoría se ha vuelto inerte a todo lo que pueda suceder fuera de la misma. Podría llamarse inconsciencia colectiva, que por falta de conocimiento o por elección estratégica, fomenta la construcción de nuestras propias realidades; sin preocuparnos, ni tener que tomar en cuenta a los demás.
A lo largo de la vida, aprendemos como funciona el mundo y a navegar en él. Nos acostumbramos a como son las cosas, enfocando la mirada en lo que nos conviene o nos gusta ver y cegándonos a todo aquello que nos puede incomodar o nos perturba. En las películas de acción, suelen morir muchas personas – ‘buenas, malas o inocentes’ – en el intento del protagonista de sobrevivir o rescatar a algún ser querido; y nadie se preocupa o se cuestiona que será de ellos. Lo importante es que el héroe de la película logre su objetivo, lo cual nos brinda alegría y satisfacción al final de la película. La mayoría de los videojuegos más exitosos involucran el matar o aniquilar a alguien más, destruir, conquistar o cosas similares; por lo cual se ganan puntos y se sube de nivel. Aprendemos a ‘jugar’ con estos conceptos desde que somos niños, por lo cual de grandes se vuelve algo cotidiano e incluso divertido. Las noticias están invadidas de secuestros, matanzas, violaciones, enfermedades, personas desaparecidas e injusticias; pero mientras no sea relacionado a alguien que nosotros conocemos, nos impactará igual que lo haría si pasara en una película o serie de televisión.
Pasar del individuo al colectivo, contempla varias dimensiones que perfilan la manera de interactuar del ser humano:
La PRIMERA de ellas, y la que ha prevalecido a lo largo del tiempo, como la más importante en la mayoría de las sociedades de nuestro mundo, es la familia congénita… también conocida como la familia de sangre. Cada individuo va creando su personalidad en base al tipo de experiencias vividas en sus primeros años de vida, que se traducen en fortalezas y traumas que suelen permanecer hasta su edad adulta. Se antepone la importancia de la familia, ante todo. El amor suele mezclarse, o confundirse, con el deber ser preestablecido y la obligación de mantener una relación con cada uno de los integrantes del clan, a toda costa. Históricamente, los matrimonios servían para fortalecer a las familias a través de la unión de dos de sus integrantes. De esta manera, el lazo de sangre se funde entre los dos clanes y con ello, se suman expectativas y reglas a seguir mientras se va expandiendo el círculo de personas a los cuales llamar ‘familia’.
Sin duda alguna, habrá personas dentro de la familia con las cuales se puede vibrar en amor. Esto permite crecer raíces sólidas y firmes, que briden estabilidad y certeza para enfrentar cualquier situación que se presente en la vida. Por otra parte, existirán familiares con los cuales costará construir una relación sana, productiva y amorosa. Hay quienes se sienten libres de actuar, hacer y deshacer, sin importarles el daño que puedan causar a los demás miembros de la familia. Prevalece en ellos la certeza del ‘me tienen que – querer, amar, perdonar, apoyar, respaldar, aguantar, mantener, soportar – infinitamente’ solo por tener la misma sangre. En definitiva, algo que drena la energía y no permite que el verdadero concepto de amor pueda florecer.
El SEGUNDO vínculo importante tiene que ver con el lugar de origen. Aquí podemos navegar de lo macro a lo micro: continentes, países, estados, ciudades, comunidades, grupos específicos definidos por afinidad de actividad, ideología, nivel socioeconómico, edad, genero, orientación social, etc. La historia de la humanidad está infestada de guerras alimentadas por el poder, el control y la manipulación de masas. Prevalece un sentimiento de separación, respaldado por una constante competición, o la creencia de algunos de ser – más o mejores | menos o inferiores – que los demás. Cada vez son más las diferencias que salen a relucir entre las personas. En el proceso de aceptación o inclusión, se suele terminar discriminando a quienes no piensan de manera afín, fomentando aún más la separación y discordia en el mundo. Prevalece la competencia sobre la colaboración, el respeto y la armonía.
La TERCERA forma de crear conexión entre las personas depende sólo y exclusivamente de una elección personal. A lo largo de la vida, las relaciones interpersonales se conformarán siempre por un gran número de conocidos, múltiples amistades y algunas personas que irán más allá de una simple amistad. La vida nos da la oportunidad de crear nuestra propia familia por elección, basada en el amor. Me refiero a esos seres con los que se crea una conexión tan fuerte, con los que puedes contar de manera incondicional a lo largo de tu vida. Esas personas que siempre están ahí cuando más lo necesitas. En este grupo, también pueden incluirse a esas personas de la familia de sangre con las cuales existe una relación positiva y en amor. Finalmente, lo que debe prevalecer es todo lo que sume a nuestras vidas y nos permita evolucionar hacia una mejor versión de nosotros mismos. Nuestro bienestar se verá reflejado por correspondencia en nuestro entorno y los seres que te rodean.
EN NUESTRO MUNDO SE SIGUE ALIMENTANDO LA IDEA
QUE EXISTE UN NOSOTROS Y UN ELLOS;
O EN EL SINGULAR, UN YO Y UN TU.
MIENTRAS YO ESTÉ BIEN
Y LOS MÍOS ESTÉN BIEN
TODO ESTÁ BIEN.
Qué pasaría si aprendiéramos una nueva forma de conjugar donde…
YO SOY TU
TU ERES EL
EL ES ELLA
ELLA ES ELLE
ELLE ES NOSOTROS
NOSOTROS SOMOS USTEDES
USTEDES SON ELLOS
Y ELLOS SON YO MISMO
Si te das el tiempo de observar en consciencia, podrás reconocer todo lo que tienes en común con las demás personas. Por otra parte, tendrás la oportunidad de reconocer que hay cosas en las que podrías diferir; y eso esta perfecto también. Te ayudaría a comprender en lo profundo, que esas mismas diferencias son las que nos permiten ser individuos auténticos. En esta diversidad reside la belleza de vivir y experimentar la vida. Tu mundo se volvería rico, variado, original… digno de admiración y reverencia.
Es tiempo de cuestionarnos, qué es lo que podemos hacer para construir COMUNIDAD. Podríamos empezar con nuestro entorno más cercano, incluida la familia en la que nacimos, la sociedad en que vivimos y las amistades que elegimos desde el amor.
El primer paso para crear COMÚN UNIDAD reside en cultivar el respeto por los demás. No tenemos que ser amigos de todos y siempre prevalecerá la posibilidad de elegir con quién y cómo relacionarnos. Aprender a respetarnos unos a otros, sería una excelente forma de comenzar a generar cambios positivos en nuestro diario vivir.
Es tiempo de tomar consciencia,
es tiempo de vivir en plenitud,
es tiempo de ser COMUNIDAD
COMÚN UNIDAD.
Enalteciendo todo lo que nos hace seres humanos,
admirando y respetando lo que nos hace
diferentes, únicos e irrepetibles.
Es tiempo de aprender a CAMINAR JUNTOS,
reverenciando la BELLEZA de la VIDA.
Imágenes en orden de aparición: Shoeib Abolhassani, Ball Park Brand, British Library, Nathan Dumlao, Ia Huh, Oliver Sjostrom, Hermes Rivera, Brooke Vagle, Engin Akyurt, Joyce Kelly, Dulana Kodithuw, Andrew Wise, Jordy Meow, Jessica Rockowitz, Alex Block, Renate Vanaga, Tim Marshall, Andreas Ronning, Nathan Anderson, Austin Kehmeier, Caleb Jones, Zachary Nelson, Mika, Sharon Mc Cutche, Duy Pham, Joshua Earle, Shane Rounce y Tyler Nix en www.unsplash.com
2 Responses
Que bello artículo
Gracias Infinitas Zorel… 🙂